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Sonia Díaz y sus alumnos de Kung-Fu |
Por José
Antonio García
“¡Vamos! Patada de punta, mawashi geri,
posición de tigre” son algunas de las tantas instrucciones que se escuchan al
entrar al “Gimnasio de Artes Marciales Los 6 Estilos del Kung-Fu Shaolin de
Venezuela” a la voz de una mujer que además de ser T.S.U en petróleo ha
estudiado estas artes durante 33 de sus 39 años de vida.
Una
mujer que nació bajo el majestuoso esplendor del Ávila, se encuentra en el
oriente venezolano dejando un legado. Mujer que con gran emoción, una sonrisa
llena de vida y energía en su rostro tostado por el sol, demuestra su amor por
el Kung-Fu, una antigua arte marcial china que se remonta a más de 2.000 años
de antigüedad.
Ser de
contextura gruesa no implica que se carezca de habilidades y Sonia Katiuska
Díaz Cardalla lo ha confirmado con cada uno de sus trofeos y medallas obtenidos
a nivel nacional e internacional.
Sonia, se sabe que usted comienza su entrenamiento a la edad de 6 años
¿Cómo llega una niña de esa edad a practicar esta arte marcial?
-Por
medio de mi mamá, porque ella practicaba kung-fu y llegó hasta cinturón naranja
que es el 3er grado y mi maestro fue su compañero. Él siguió pero a mi mamá la
retiran porque en aquella época se veía mal que una niña practicara esa clase
de deporte.
Y bueno, es como el sueño de mi mamá. Ella quería
practicar pero no pudo y entonces me metió a mí en las artes marciales. Y este
ha sido el único deporte que he practicado en mi vida, porque después de que
comencé a experimentar lo que era el kung-fu jamás lo quise dejar.
¿Cómo fue ese progreso a través de los años en este deporte de tanta
dedicación?
- Comencé
muy, muy, muy rápido, en el sentido de que a los 12 años ya yo era ayudante, ya
daba clases bajo la tutoría de mi maestro a niños de 3, 4 y 5 años. ¡Imagínate
tú! una niña de 12 años dándole clase a esos carricitos cuando yo todavía lo
era.
Primero
comencé con ese grupo, luego pasé a darle clase a juveniles y después a adultos.
A los 15 años comencé a prepararme para dar clases a personas adultas mayores,
osea de la tercera edad, para mí eso me costó tanto porque desde pequeña me
enseñaron el respeto por mis mayores por lo que en un principio fui bastante
tímida pero luego le agarré el hilo.
Gracias
a la confianza de mi profesor es que yo me puedo codear con niños de 3, 4 o 5
años hasta personas de 60 años ¿darles clases me entiendes? No tengo ningún
problema con eso.
¿Cómo fue su desarrollo deportivo?
-Excelente,
siempre fui ganadora, de verdad que gracias a Dios nunca perdí en ningún
torneo, siempre tuve trofeos, siempre
ganaba. Imagínate, a la edad de 19 años ya yo era cinturón negro ¡ya tenía mi
grado de cinturón negro!
Momentos de triunfo
Usted ha sido representante de Venezuela en dos torneos que se
realizaron en el exterior, el primero en Estados Unidos y el segundo en Puerto
Rico ¿Cómo fue esa experiencia?
-En
efecto salí dos veces a representar a Venezuela una de ellas a Estados Unidos
en Miami, Florida, pero ahorita no recuerdo el nombre del torneo, yo tenía 18 y
eso fue en el 94. En ese tiempo solamente viajamos tres representantes de
Venezuela
¿Cuál es la filosofía de vida de Sonia?
-Primero
son los valores que tú puedas tener, como tú puedas dar tú vas a recibir, mi
filosofía es esa, tanto tu dar, tanto tu recibir, las personas tienen lo que se
merecen, sea poco, sea mucho. Uno tiene que darle gracias a Dios por todo lo
que tiene o lo que no tenga pues, pero siempre estar agradecido con él.
Ausencias y regalos de vida
Un tiempo atrás su vida se vio bastante afectada cuando tuvo que
recibir 8 meses de quimioterapia debido a un quiste que hallaron en uno de sus
ovarios. ¿Cómo le afectó emocionalmente?
Tuve que
recibir quimio durante 8 meses porque se me rompió un quiste en un ovario por
lo cual estuve 2 días en terapia intensiva. Resulta que me diagnosticaron una
endometriosis grado 4.
Cuando me entero del tratamiento que tenía que
seguir me asusté un poco, pero igual me enfrenté a ello. Yo fui a buscar todas
mis quimios durante los 8 meses del tratamiento.
Al
cuarto mes que fui a buscar el tratamiento me preguntaron por el nombre de la
paciente y en lo que dije que era yo no se lo podían creer. La mayoría de las
personas, ya para la tercera quimio, no pueden ir a buscarlo de lo mal que se
sienten.
¿Usted cree que esa energía y vitalidad tan grande que le permitidó
hacer todo eso sea a causa del Kung-Fu?
-Sin
duda alguna, mi doctor dice que gracias a eso es que yo estoy acá. Durante las
quimios a mí me hicieron dos operaciones por lo de la endometriosis. El médico
que me atendía me dijo que era de admirar, que si le hubiese practicado una
operación más simple que esa a su hija de 17 años, ella hubiese estado unos 3
meses en cama, mientras yo nada más estuve una semana porque soy muy
intranquila, no puedo estar quieta.
Todos los profesores son capaces de dejar en cada discípulo una marca,
una huella. ¿Qué considera usted que ha dejado en cada uno de ellos?
-El
valor de la amistad, porque pasan años y llega un alumno a mí, que duró 6 o 4
meses, me trata como si hubiera estado conmigo más de tantos años, con un amor
increíble. Eso es lo que yo les dejo a cada uno de ellos, mi chispa y ell valor
de la amistad.
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