viernes, 26 de febrero de 2016

Sonia Díaz: “El kung-fu es mi vida, es lo que soy”

Sonia Díaz y sus alumnos de Kung-Fu


Por José Antonio García

 “¡Vamos! Patada de punta, mawashi geri, posición de tigre” son algunas de las tantas instrucciones que se escuchan al entrar al “Gimnasio de Artes Marciales Los 6 Estilos del Kung-Fu Shaolin de Venezuela” a la voz de una mujer que además de ser T.S.U en petróleo ha estudiado estas artes durante 33 de sus 39 años de vida.
      
Una mujer que nació bajo el majestuoso esplendor del Ávila, se encuentra en el oriente venezolano dejando un legado. Mujer que con gran emoción, una sonrisa llena de vida y energía en su rostro tostado por el sol, demuestra su amor por el Kung-Fu, una antigua arte marcial china que se remonta a más de 2.000 años de antigüedad.

Ser de contextura gruesa no implica que se carezca de habilidades y Sonia Katiuska Díaz Cardalla lo ha confirmado con cada uno de sus trofeos y medallas obtenidos a nivel nacional e internacional.

Sonia, se sabe que usted comienza su entrenamiento a la edad de 6 años ¿Cómo llega una niña de esa edad a practicar esta arte marcial?

-Por medio de mi mamá, porque ella practicaba kung-fu y llegó hasta cinturón naranja que es el 3er grado y mi maestro fue su compañero. Él siguió pero a mi mamá la retiran porque en aquella época se veía mal que una niña practicara esa clase de deporte.

Y bueno, es como el sueño de mi mamá. Ella quería practicar pero no pudo y entonces me metió a mí en las artes marciales. Y este ha sido el único deporte que he practicado en mi vida, porque después de que comencé a experimentar lo que era el kung-fu jamás lo quise dejar.

¿Cómo fue ese progreso a través de los años en este deporte de tanta dedicación?

- Comencé muy, muy, muy rápido, en el sentido de que a los 12 años ya yo era ayudante, ya daba clases bajo la tutoría de mi maestro a niños de 3, 4 y 5 años. ¡Imagínate tú! una niña de 12 años dándole clase a esos carricitos cuando yo todavía lo era.

Primero comencé con ese grupo, luego pasé a darle clase a juveniles y después a adultos. A los 15 años comencé a prepararme para dar clases a personas adultas mayores, osea de la tercera edad, para mí eso me costó tanto porque desde pequeña me enseñaron el respeto por mis mayores por lo que en un principio fui bastante tímida pero luego le agarré el hilo.

Gracias a la confianza de mi profesor es que yo me puedo codear con niños de 3, 4 o 5 años hasta personas de 60 años ¿darles clases me entiendes? No tengo ningún problema con eso.

¿Cómo fue su desarrollo deportivo?

-Excelente, siempre fui ganadora, de verdad que gracias a Dios nunca perdí en ningún torneo,  siempre tuve trofeos, siempre ganaba. Imagínate, a la edad de 19 años ya yo era cinturón negro ¡ya tenía mi grado de cinturón negro!

                                                                                                       Momentos de triunfo

Usted ha sido representante de Venezuela en dos torneos que se realizaron en el exterior, el primero en Estados Unidos y el segundo en Puerto Rico ¿Cómo fue esa experiencia?

-En efecto salí dos veces a representar a Venezuela una de ellas a Estados Unidos en Miami, Florida, pero ahorita no recuerdo el nombre del torneo, yo tenía 18 y eso fue en el 94. En ese tiempo solamente viajamos tres representantes de Venezuela

¿Cuál es la filosofía de vida de Sonia?

-Primero son los valores que tú puedas tener, como tú puedas dar tú vas a recibir, mi filosofía es esa, tanto tu dar, tanto tu recibir, las personas tienen lo que se merecen, sea poco, sea mucho. Uno tiene que darle gracias a Dios por todo lo que tiene o lo que no tenga pues, pero siempre estar agradecido con él.
                                                                                               Ausencias y regalos de vida
Un tiempo atrás su vida se vio bastante afectada cuando tuvo que recibir 8 meses de quimioterapia debido a un quiste que hallaron en uno de sus ovarios. ¿Cómo le afectó emocionalmente?

Tuve que recibir quimio durante 8 meses porque se me rompió un quiste en un ovario por lo cual estuve 2 días en terapia intensiva. Resulta que me diagnosticaron una endometriosis grado 4.

Cuando me entero del tratamiento que tenía que seguir me asusté un poco, pero igual me enfrenté a ello. Yo fui a buscar todas mis quimios durante los 8 meses del tratamiento.

Al cuarto mes que fui a buscar el tratamiento me preguntaron por el nombre de la paciente y en lo que dije que era yo no se lo podían creer. La mayoría de las personas, ya para la tercera quimio, no pueden ir a buscarlo de lo mal que se sienten.

¿Usted cree que esa energía y vitalidad tan grande que le permitidó hacer todo eso sea a causa del Kung-Fu?

-Sin duda alguna, mi doctor dice que gracias a eso es que yo estoy acá. Durante las quimios a mí me hicieron dos operaciones por lo de la endometriosis. El médico que me atendía me dijo que era de admirar, que si le hubiese practicado una operación más simple que esa a su hija de 17 años, ella hubiese estado unos 3 meses en cama, mientras yo nada más estuve una semana porque soy muy intranquila, no puedo estar quieta.

Todos los profesores son capaces de dejar en cada discípulo una marca, una huella. ¿Qué considera usted que ha dejado en cada uno de ellos?


-El valor de la amistad, porque pasan años y llega un alumno a mí, que duró 6 o 4 meses, me trata como si hubiera estado conmigo más de tantos años, con un amor increíble. Eso es lo que yo les dejo a cada uno de ellos, mi chispa y ell valor de la amistad.

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