jueves, 15 de enero de 2015

Jabones, pañales y colas: Así escriben los jóvenes poetas venezolanos


Foto obtenida del Facebook de la escritora.


Euglidys Medina/@Eumedina


Venezuela es un país musa. Aquí se escribe como inmigrante de cuerpo o de mente. Escritores como Enza García Arreaza, Leonardo González-Alcalá y Yorgenis Ramírez describen, en sus visiones, como es el país en el que transitan día a día.

Enza García Arreaza (Puerto la Cruz)
Narradora y poeta. Obtuvo el VII Premio Literario Cuento Contigo de Casa de América (Madrid, 2004) con «La parte que le tocó a Caleb». En 2007 resultó ganadora del Concurso para Obras de Autores Inéditos, auspiciado por Monte Ávila Editores, con el libro de cuentos Cállate poco a poco (Monte Ávila Editores, 2008).

Ahora tengo que salir con mi librito de Sanoja Hernández para todos lados. Me siento bajo el sol o hago la cola para el remedio y me digo naciste en el mismo país que este hombre muerto y mi yo muerto me saluda sonriendo desde la cola de al lado para los pañales. Mi lidia es tuya, murmuro, y me dicen que son solo tres jabones por persona y que los pañitos de cocina cuestan varios billetes de la denominación más alta. Este es el año del hallazgo, el año del adiós, el año gran coñiza. Sanoja Hernández habla de un “Dios como un sombrero sobre el grito de todo el mundo”.



Leonardo González-Alcalá (Caracas) Graduado de Derecho en la Universidad Católica Andrés Bello (2010). Premio XII Bienal Francisco Lazo Martí del Ateneo de Calabozo con el poemario El país de los muertos. En 2011, publicó en la Editorial Equinoccio su poemario Gesto quebrado.







Información extraída de aquí.


Yorgenis Ramírez (La Guaira-Vargas).
Yorgenis Ramírez. Poeta. Relacionista industrial. Cursa estudios de Licenciatura en Danza en la Universidad Politécnica Territorial de Mérida. Egresado de la Fundación Escuela de Danza de Caracas como bailarín en Danza Contemporánea. Posteriores estudios de artes escénicas en Alemania. Director artístico de La Casa Rota, colectivo de artes visuales.


Los columpios fueron sustituidos por ametralladoras

El lugar de las rayuelas hoy son trincheras, cadáveres, desolación


No podemos volar papagayos

Ni insolarnos con el hirviente mediodía

Los perseguidores ocuparon la intemperie


Simulamos jugar las escondidas

Tras cada allanamiento

Tras cada persecución

Tras cada arrasamiento


Hay que guardar silencio en los interrogatorios

Sino papá nos dará un mes de caligrafías
Raúl

El hijo de Aura María

Corrió jugando a la pica

Pero una bala fue más veloz

Y lo detuvo en una silla de ruedas

Cuya pica es el horizonte que horada la muerte


Las canciones se hicieron ceniza

La ciudad ajena

La paz apátrida


No podemos bañarnos en la lluvia

Los perseguidores lavan sus patrullas

Y no comparten una gota misericorde con nosotros


Desde ayer nos prohibieron el cielo


Ahora jugamos

A ver quién respira

Un día más.



Lee a Yorgenis aquí.

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