Diana López/
Tomada de: Noticias24
Para mucha gente, la cocina es un
lugar en donde fluye la curiosidad y la creatividad, pero también es un
lugar sexy que despierta y sugiere pasión. Así lo indicaron el 86% de los
participantes de una encuesta realizada por una empresa española de delivery
online. Además, un 80% de los encuestados reconoció haber tenido relaciones
sexuales en la cocina de sus casas.
El sondeo en el que participaron
mujeres y hombres de entre 18 y 45 años, fue más allá e indagó en las prácticas
y preferencias de los amantes.
Ante la pregunta “¿cuál es el mueble más sexy de la cocina?” la gran ganadora fue el mesón. Si estás de acuerdo, te recomendamos que tengas cuidado: fue elegido como uno de los 10 lugares más peligrosos para tener sexo, de acuerdo a la información ofrecida por la compañía Medical Insurance.
Ante la pregunta “¿cuál es el mueble más sexy de la cocina?” la gran ganadora fue el mesón. Si estás de acuerdo, te recomendamos que tengas cuidado: fue elegido como uno de los 10 lugares más peligrosos para tener sexo, de acuerdo a la información ofrecida por la compañía Medical Insurance.
En el segundo lugar de la lista está
la lavadora, la cual goza de una interesante peculiaridad: “al momento de
llevar a cabo la práctica sexual encima de este electrodoméstico, el
centrifugado incrementa la excitación, tal como sucede con cualquier objeto que
vibre”, cuenta el doctor Walter Ghedin, médico psiquiatra y sexólogo.
Los encuestados destacaron que, como
parte de esta experiencia sexual, los elementos o juguetes que más
resaltan para estos momentos fueron el mortero, por ser el elemento más “hot”
por la mayoría de las mujeres, y el delantal (sin nada abajo) es el
favorito de los hombres.
- Orgasmo
centrifugado o mesada picante: se practica con la mujer sentada en la mesa o el
lavarropas y el hombre de pie.
- El
fogonazo: la mujer está de espalda y el hombre detrás, mientras cocinan.
Fuera de la cama, un mundo nuevo
“Tomar la iniciativa para salir de
la cama y explorar otros sitios para el placer puede ser una aventura
excitante”, nos dice Walter Ghedin. “Hay que saber relajarse y ‘abrir los poros
a lo nuevo’. Estamos tan habituados a hacer el amor en los mismos lugares, con
los clásicos objetos que sirven de marco al encuentro, que nos cuesta abrirnos
a nuevas opciones”, agrega.
“Es imprescindible explorar puntos
de placer, comunicar lo que nos gusta, tomar la iniciativa cuando existen ganas
y no esperar a que el otro lo haga, resguardar la intimidad, tratar de hacerse
el tiempo para un encuentro más prolongado y, por supuesto proponer lugares
novedosos”, concluye el especialista.
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