miércoles, 4 de febrero de 2015

Retratos y encuentros, una antología de Gay Talese




Arianna Cristina De Sousa



Ediciones Aguilar publicó en el año 2006 un compilado de escritos del padre del periodismo literario, Gay Talese, el escritor estadounidense reconocido tanto por la calidad de sus crónicas como por los personajes de los que escribe.

Talese los prefiere errantes, humanos, perdedores, y es que según el propio autor; los que no ganan tienen una mejor historia que contar.  La antología contiene trescientas diez (310) páginas, catorce (14) relatos, incluyendo Buscando a Hemingway y Frank Sinatra está resfriado crónica que fue aclamada en el 2003 como la mejor historia jamás publicada en la revista Esquire, lugar que junto al New York Times le dio al autor la oportunidad de hacer de la escritura un estilo de vida. Una realidad.

El escritor tiene un estilo fresco, ojos de lupa y las preguntas acertadas. Tiene la curiosidad de un niño de cinco años y se come al mundo con las mismas ganas que ese pequeño se come un caramelo, pero él que usa elegantísimos trajes hechos a la medida, fuma, tiene familia y dos perros.

Sabe de lo que escribe, su curiosidad lo lleva a meterse en cada uno de los universos a los que se expone y es desde allí adentro que desmenuza y escribe, describe y narra, todo lo que ve, todo lo que siente, todo lo que huele y lo que toca. Lo que le dicen y lo que no. No usa grandes palabras,  ni hay pretensión en ellas, da detalles, miles de millones de detalles que le pintan al lector el paisaje que Talese ve.

Quien ha vivido en New York no puede evitar sonreír con Nueva York, ciudad de cosas inadvertidas, quien ha ido de visita no puede creer que una ciudad tan glamorosa tenga tantas cosas más, y para quien no ha ido, ese relato cuenta como una primera vez en La Gran Manzana. 

Talese tiene talento para pasar desapercibido y esa cualidad es la que permite que sus protagonistas, todos ellos, se desnuden como en un cuarto en total soledad. Es directo. Es verdadero. No hay poses, sólo hay lápiz, periodismo y papel. Se interesa por gatos, perros, cigarros, cubos de basura tanto como por Vogue y Peter O'toole. Es la prueba de que para escribir de todo, todo te tiene que interesar.

En Retratos y encuentros hay calles, lluvia, cifras, niños, boxeadores, mascotas, gente que quiere pertenecer, suicidas, galanes y sus temores, segundas esposas, mansiones olvidadas, mucho humo, chicas rechazadas, forasteros, teatrales, mudos, políticos, personas cliché, madrugadas, botones, restaurantes, aviones, peleas maritales, y hasta la envidia característica a Marilyn Monroe.

Floyd Patterson, Joe Di Maggio, la generación de escritores americanos de 1950, Joe Louis, Alden Whitman, Muhammad Alí, los padres de Talese, Francesco Cristiani, quien introdujo a su padre en la sastrería, y vivencias del propio Gay Talese, están también incluidas en el compilado que exalta a los datos mejor que una hoja de Excel.

En los dos últimos relatos el autor le escribe a los escritores; "Aprendí a escuchar con paciencia y cuidado y a no interrumpir nunca, ni siquiera cuando las personas se veían en grandes apuros para darse a entender, ya que en esos momentos de titubeos vaguedad la gente suele ser muy reveladora", "Hay que prestar atención", "pero creía que lo ordinario, el acontecimiento cotidiano en la rutina de la persona media, merecía ser puesto en escrito, si aquello se escribía bien" y "No escribas nunca por dinero" son parte de los consejos que no pasan desapercibidos.


Este libro es para todo el mundo, es todo el mundo, somos todos a la vez, son las cosas que hacen iguales y las cosas que diferencian a las personas, y es sobre todo, la oportunidad de ver todo lo que ve una de las personas más curiosas del mundo. 

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