Arianna Cristina De Sousa
Ediciones Aguilar publicó en el año 2006 un compilado
de escritos del padre del periodismo literario, Gay Talese, el escritor
estadounidense reconocido tanto por la calidad de sus crónicas como por los personajes de los que
escribe.
Talese los prefiere errantes, humanos, perdedores, y es que según el propio autor; los que no ganan
tienen una mejor historia que contar. La
antología contiene
trescientas diez (310) páginas, catorce (14)
relatos, incluyendo Buscando a Hemingway y Frank Sinatra está resfriado
crónica que fue
aclamada en el 2003 como la mejor historia jamás publicada en la revista Esquire, lugar que junto al New
York Times le dio al autor la oportunidad de hacer de la escritura un
estilo de vida. Una realidad.
El escritor tiene un estilo fresco, ojos de lupa y las preguntas
acertadas. Tiene la curiosidad de un niño de cinco años y se come al
mundo con las mismas ganas que ese pequeño se come un caramelo, pero él que usa elegantísimos trajes hechos a la medida, fuma, tiene familia y dos perros.
Sabe de lo que escribe, su curiosidad lo lleva a meterse en cada
uno de los universos a los que se expone y es desde allí adentro que desmenuza y escribe,
describe y narra, todo lo que ve, todo lo que siente, todo lo que huele y lo
que toca. Lo que le dicen y lo que no. No usa grandes palabras, ni hay pretensión en ellas, da detalles, miles de millones de detalles que le
pintan al lector el paisaje que Talese ve.
Quien ha vivido en New York no puede evitar sonreír con Nueva York, ciudad de cosas
inadvertidas, quien ha ido de visita no puede creer que una ciudad tan
glamorosa tenga tantas cosas más, y para quien no ha ido, ese relato cuenta como una primera vez
en La Gran Manzana.
Talese tiene talento para pasar desapercibido y esa cualidad es la
que permite que sus protagonistas, todos ellos, se desnuden como en un cuarto
en total soledad. Es directo. Es verdadero. No hay poses, sólo hay lápiz, periodismo y papel. Se interesa por gatos, perros, cigarros,
cubos de basura tanto como por Vogue y Peter O'toole. Es la prueba de que para
escribir de todo, todo te tiene que interesar.
En Retratos y encuentros hay calles, lluvia, cifras,
niños, boxeadores,
mascotas, gente que quiere pertenecer, suicidas, galanes y sus temores,
segundas esposas, mansiones olvidadas, mucho humo, chicas rechazadas,
forasteros, teatrales, mudos, políticos, personas cliché, madrugadas, botones, restaurantes, aviones, peleas maritales, y
hasta la envidia característica a Marilyn
Monroe.
Floyd Patterson, Joe Di Maggio, la generación de escritores americanos de 1950, Joe
Louis, Alden Whitman, Muhammad Alí, los padres de Talese, Francesco Cristiani, quien introdujo a su
padre en la sastrería, y vivencias del
propio Gay Talese, están también incluidas en el compilado que exalta a
los datos mejor que una hoja de Excel.
En los dos últimos relatos el
autor le escribe a los escritores; "Aprendí a escuchar con paciencia y cuidado y a no interrumpir nunca, ni
siquiera cuando las personas se veían en grandes apuros para darse a entender, ya que en esos
momentos de titubeos vaguedad la gente suele ser muy reveladora",
"Hay que prestar atención", "pero
creía que lo ordinario,
el acontecimiento cotidiano en la rutina de la persona media, merecía ser puesto en escrito, si aquello se
escribía bien" y
"No escribas nunca por dinero" son parte de los consejos que no pasan
desapercibidos.
Este libro es para todo el mundo, es todo el mundo, somos todos a
la vez, son las cosas que hacen iguales y las cosas que diferencian a las
personas, y es sobre todo, la oportunidad de ver todo lo que ve una de las
personas más curiosas del
mundo.
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