Rosa Meneses/ @rossaa25
Las amas de casa no son las
únicas protagonistas de las colas que a diario viven los venezolanos para poder
adquirir productos de primera necesidad. Los jóvenes que por una u otra razón
les toca ser sostén de un hogar también tienen que abandonar sus estudios o
trabajos para poder comprar alimentos o productos para el aseo personal.
Desde las nueve de la mañana
del martes 13 de enero, se encontraban un número de personas organizándose para
comprar detergente, suavizante y lavaplatos en el supermercado Limpiatodo de
Lechería.
Luis Acosta tiene 18 años, es
oriundo de Sucre, está en Anzoátegui realizando sus estudios universitarios,
cuenta que iba a tomar el trasporte para ir clases cuando vio la cola, prefirió
quedarse para obtener los productos, ya que no tenía en su residencia, “yo no
estoy de acuerdo con las colas, jamás pensé que me tocaría hacerla, pero ya
estoy en crisis y no me queda otra alternativa”.
Juan Cova tiene 23 años y ya
tiene tres niños, desde temprano se va a la calle a ver qué productos
encuentra, mientras su esposa alquila teléfonos en el centro de Puerto la Cruz.
El buscar detergente, pañales y leche es
su día a día “yo en las colas hago panas, me rio bastante y compro todo
para mis chamos, cuando veo que la cosa está ruda me salgo”.
Paula Velásquez, pidió un
permiso en su trabajo para hacer la cola y mandarle detergente a su madre en
Anaco, asegura que lo hace porque sólo por ella, quien dice estar desesperada
por no conseguir nada.
La vida del venezolano se ha
convertido en una constante cola, la obtención de rubros de primera necesidad
es cada vez más complicada, los gobernantes han puesto en marcha varios planes
para frenar el problema pero no se han materializado tales propuestas.
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