Con apenas 16 años, un estudiante de noveno grado de educación básica trabaja en un taller de modelado de yeso ornamental para cubrir sus gastos de pasaje y comida: “A los 25, me gustaría tener un trabajo estable, una casa y un título universitario”.
Otros consideran el emprendimiento. Un albañil desertor del liceo, de 17 años de edad, exteriorizó su deseo de aprender el oficio de chef para poder iniciar su propia escuela de cocina. “No pude estudiar, y sé que sin ser bachiller no entro a ningún lado, pero ese negocio es mi sueño”, indicó.
La opción predilecta de los jóvenes es el deporte. “De adulto, me veo brillando en un estadio”, expresó un amante del básquetbol de 17. Por ahora, improvisa algunos partidos de fútbol con vecinos. El cesto que había en el sector fue robado.
La Universidad de Oriente (UDO) y la Universidad Santa María (USM) se ubican a pocos metros del 17 de Junio. De los estudiantes que sí han podido realizar sus proyectos de vida, el barrio recibe más prejuicios que apoyo.
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