Salvador Passalacqua
(@spassalacqua)
El último módulo del horario nocturno termina
a las 10:00. Media hora antes, el campus queda solo. Los profesores y alumnos de la Universidad Santa María
(USM), en Barcelona, mantienen un acuerdo tácito para salir lo más temprano
posible ante el temor de un asalto dentro de las instalaciones o en sus
alrededores.
La mayoría de los hurtos registrados en el
último mes han ocurrido en la noche. Actualmente, solo tres vigilantes
custodian la casa de estudios y se sitúan en la entrada y el
estacionamiento de profesores la mayor
parte del tiempo.
La profesora María Carolina Villalobos, jefa
de cátedra de Periodismo, relató que le ha tocado recorrer los edificios
desolados de la universidad con un proyector de audio y video que presta la
Escuela de Comunicación: “Siento miedo cada vez que se me pasa la hora y tengo
bienes de la universidad. Fácilmente podrían robarme. Prefiero cortar la clase
y salir mientras haya gente”.
Otros docentes optan por
aprovechar el módulo completo pese a los hechos delictivos que han alcanzado
notoriedad. “Tuve una profesora con la que siempre salía pasadas las 10:30. Era
muy peligroso. Incluso fue problemático con mi transporte”, contó Juan Morillo,
estudiante de Comunicación Social Corporativa y residente de Puerto Píritu, al oeste
del estado.
Las autoridades
universitarias y los movimientos estudiantiles decidieron conformar una brigada
estudiantil que apoye al Departamento de Seguridad en el resguardo del campus.
Apenas se encuentra en proceso de conformación.
Una protesta realizada este
martes por los estudiantes, que generó la suspensión de clases hasta el próximo
jueves, empaña las medidas acordadas por ambas partes.
Salvadorpassalacqua@gmail.com
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