jueves, 10 de julio de 2014

El Museo Dimitrios Demu y su sobrevivencia en una generación apagada


Fabricio Marot

Se dice mucho del esnobismo de esta generación. No voy a bombardear con críticas sobre ese tema pero hay puntos claves que debemos tocar y analizar sobre la preservación del arte en la actualidad. La juventud es la encargada de crear la vanguardia en el arte. Las revoluciones artísticas no son siempre de agrado colectivo, pero justo ahora no hay siquiera un impulso por innovar.
 Para adentrarme un poco más en el cliché “Esta generación no se interesa por el arte”, decidí visitar el Museo Dimitrios Demus. Todos lo ven ahí, hablan de él, dicen que es “genial” pero ¿saben por qué se llama así?.
 En otras líneas existen quienes piensan que esta generación puede salvar un poco al arte, pero sucede lo contrario. Conversando con Yelena Peña, encargada de la parte administrativa del museo, me parecieron interesantes tres puntos que ella tocó. Lo primero que Peña apuntó fue que para los jóvenes de ahora el arte pasa a ser una moda, visitar el museo por sentirse parte de algo, pero no investigan a fondo; o contribuyen con el crecimiento de la cultura.
 Lo segundo es que algunos adultos ven el museo como un espacio solo para lo que les interesa, es decir, actividades en específico. Peña dice que el problema ahora es que “quieren llamar a todo arte” y no es así. Por último, recalcó que a los adolescentes de esta generación no les interesa ni un poco acercarse al museo por iniciativa propia. Los grupos de bachilleres que llegan son por actividades colegiales, sino, no habría forma de que entren.
El recorrido

Como me mataba la curiosidad acudí a Heydi, una de las guías del museo, fue ella quien me ofreció un pedazo de historia. Una de las cosas más peculiares que me contó en el recorrido fue que Demus ganó un concurso de la mejor estatua del líder Soviético Joseph Stalin. El escultor se dedicó a estudiar todos los movimientos de Stalin, desde cómo caminaba hasta sus gestos al hablar.
 La representación del Secretario de la Unión Soviética causó conmoción porque en ella Stalin sonreía, nunca nadie lo había visto sonreir. Al morir Stalin esta escultura fue destruida y Dimitrios Demus perseguido, es en ese punto de su vida cuando se ve obligado a emigrar a Venezuela. Una vez ubicado aquí decidió darle las gracias a Anzoátegui por haberlo acogido tan bien. Su forma de agradecimiento fue llenar la ciudad con sus obras.
 Con este abre boca la historia de Demus me atrapó. Al parecer para otras personas es insignificante. Heidy contó que al hablar solo de Dimitrios Demus y sus esculturas, las personas pierden interés. Hay padres que llevan a sus niños y no tienen ni idea de lo que hay adentro del museo. Cuando preguntan, deciden ir mejor al cine porque en el museo hay que pagar una entrada y eso les incomoda un poco. Esas pequeñeces demuestran muchos males, los adultos van contribuyendo a crear esa idea en los niños: “ir a un museo no es un actividad recreativa”.
Si tan solo fuesen valientes y entraran a la nave espacial de Demus. Sí, el escultor Dimitrios Demus estaba obsesionado con los OVNIS y dentro de ese templo creado para exponer su arte hay esculturas que simulan el sonido de una nave espacial. Incluso tiene la bahía de Pozuelos recreada con OVNIS aterrizando en ella. Una parte curiosa de su historia es la famosa “Redoma de Los Pájaros”. Esta escultura fue diseñada por el escultor y luego colocada, como la vemos ahora, en la entrada de Barcelona.
El museo tiene una cúpula donde se recrea la interpretación que tenía Dimitrios sobre el espacio exterior.  Su ventanal de cristal- elaborado por el arquitecto Fruto Vivas- es el encargado de darle un toque surrealista a los espacios del museo. Como estoy hablando del maltrato intelectual que se le da al arte, debo recalcar que el ventanal principal del museo ya tiene sus daños hechos alguna madrugada de fin de semana.
Pero toda la magia que tiene el Museo Dimitrios Demus no la podemos conseguir por internet. El motivo de no tener información en portales web es para que la gente se acerque a conocer la historia del escultor y presencie su obra. Ese hecho me cohibió un poco de escribir todo lo que escuché en ese lugar. Otro punto, debatido por muchos, es que no se renueva nada, pero no está mal, el fin de esa casa artística es exponer la historia del escultor Demus, tal como el la dejó.
El apoyo monetario

El mismo problema de siempre para el arte en Venezuela es la autogestión. Los artistas deben aprender a autogestionar su trabajo. No es nuevo el tema de que el Estado no aprovecha el arte, no tienen una iniciativa para preservarlo, para innovar. Este mismo mal lo padece el museo, que a veces alquila sus instalaciones para eventos. Ofrecer sus espacios para la realización de reuniones –exposiciones y fiestas sociales- es otra forma de apoyar el arte, aunque necesite otros pilares de donde sostenerse
Todos en el museo coincidieron en que el talento en oriente no tiene la suficiente atención por parte de quienes poseen el poder monetario para ayudarlos, cosa que es un deber en todo Estado. El Museo Dimitrios Demus no puede solo en la lucha para crear esa cosquilla en la cabeza de las personas y que estos se motiven a entrar.

La falta de interés por el arte es algo hereditario. Algunos padres han sembrado en sus hijos la curiosidad por otras cosas. La generación actual no está salvando o preservando el arte, y si algunos lo hacen, son una minoría no tomada en cuenta. Entonces, hay que comenzar a contagiar esa epidemia por querer crear, innovar y consumir arte de buena calidad. 

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