Fabricio Marot
Se
dice mucho del esnobismo de esta generación. No voy a bombardear con críticas
sobre ese tema pero hay puntos claves que debemos tocar y analizar sobre la
preservación del arte en la actualidad. La juventud es la encargada de crear la
vanguardia en el arte. Las revoluciones artísticas no son siempre de agrado colectivo,
pero justo ahora no hay siquiera un impulso por innovar.
Para
adentrarme un poco más en el cliché “Esta generación no se interesa por el
arte”, decidí visitar el Museo Dimitrios Demus. Todos lo ven ahí, hablan de él,
dicen que es “genial” pero ¿saben por qué se llama así?.
En
otras líneas existen quienes piensan que esta generación puede salvar un poco
al arte, pero sucede lo contrario. Conversando con Yelena Peña, encargada de la
parte administrativa del museo, me parecieron interesantes tres puntos que ella
tocó. Lo primero que Peña apuntó fue que para los jóvenes de ahora el arte pasa
a ser una moda, visitar el museo por sentirse parte de algo, pero no investigan
a fondo; o contribuyen con el crecimiento de la cultura.
Lo
segundo es que algunos adultos ven el museo como un espacio solo para lo que
les interesa, es decir, actividades en específico. Peña dice que el problema
ahora es que “quieren llamar a todo arte” y no es así. Por último, recalcó que
a los adolescentes de esta generación no les interesa ni un poco acercarse al
museo por iniciativa propia. Los grupos de bachilleres que llegan son por
actividades colegiales, sino, no habría forma de que entren.
El recorrido
Como
me mataba la curiosidad acudí a Heydi, una de las guías del museo, fue ella
quien me ofreció un pedazo de historia. Una de las cosas más peculiares que me
contó en el recorrido fue que Demus ganó un concurso de la mejor estatua del
líder Soviético Joseph Stalin. El escultor se dedicó a estudiar todos los
movimientos de Stalin, desde cómo caminaba hasta sus gestos al hablar.
La
representación del Secretario de la Unión Soviética causó conmoción porque en ella
Stalin sonreía, nunca nadie lo había visto sonreir. Al morir Stalin esta
escultura fue destruida y Dimitrios Demus perseguido, es en ese punto de su
vida cuando se ve obligado a emigrar a Venezuela. Una vez ubicado aquí decidió
darle las gracias a Anzoátegui por haberlo acogido tan bien. Su forma de
agradecimiento fue llenar la ciudad con sus obras.
Con
este abre boca la historia de Demus me atrapó. Al parecer para otras personas
es insignificante. Heidy contó que al hablar solo de Dimitrios Demus y sus
esculturas, las personas pierden interés. Hay padres que llevan a sus niños y
no tienen ni idea de lo que hay adentro del museo. Cuando preguntan, deciden ir
mejor al cine porque en el museo hay que pagar una entrada y eso les incomoda
un poco. Esas pequeñeces demuestran muchos males, los adultos van contribuyendo
a crear esa idea en los niños: “ir a un museo no es un actividad recreativa”.
Si tan
solo fuesen valientes y entraran a la nave espacial de Demus. Sí, el escultor
Dimitrios Demus estaba obsesionado con los OVNIS y dentro de ese templo creado
para exponer su arte hay esculturas que simulan el sonido de una nave espacial.
Incluso tiene la bahía de Pozuelos recreada con OVNIS aterrizando en ella. Una
parte curiosa de su historia es la famosa “Redoma de Los Pájaros”. Esta
escultura fue diseñada por el escultor y luego colocada, como la vemos ahora,
en la entrada de Barcelona.
El
museo tiene una cúpula donde se recrea la interpretación que tenía Dimitrios
sobre el espacio exterior. Su ventanal de cristal- elaborado por el
arquitecto Fruto Vivas- es el encargado de darle un toque surrealista a los
espacios del museo. Como estoy hablando del maltrato intelectual que se le da
al arte, debo recalcar que el ventanal principal del museo ya tiene sus daños
hechos alguna madrugada de fin de semana.
Pero
toda la magia que tiene el Museo Dimitrios Demus no la podemos conseguir por
internet. El motivo de no tener información en portales web es para que la
gente se acerque a conocer la historia del escultor y presencie su obra. Ese
hecho me cohibió un poco de escribir todo lo que escuché en ese lugar. Otro
punto, debatido por muchos, es que no se renueva nada, pero no está mal, el fin
de esa casa artística es exponer la historia del escultor Demus, tal como el la
dejó.
El apoyo monetario
El
mismo problema de siempre para el arte en Venezuela es la autogestión. Los
artistas deben aprender a autogestionar su trabajo. No es nuevo el tema de que
el Estado no aprovecha el arte, no tienen una iniciativa para preservarlo, para
innovar. Este mismo mal lo padece el museo, que a veces alquila sus
instalaciones para eventos. Ofrecer sus espacios para la realización de
reuniones –exposiciones y fiestas sociales- es otra forma de apoyar el arte,
aunque necesite otros pilares de donde sostenerse
Todos
en el museo coincidieron en que el talento en oriente no tiene la suficiente
atención por parte de quienes poseen el poder monetario para ayudarlos, cosa
que es un deber en todo Estado. El Museo Dimitrios Demus no puede solo en la
lucha para crear esa cosquilla en la cabeza de las personas y que estos se
motiven a entrar.
La falta de interés por el arte
es algo hereditario. Algunos padres han sembrado en sus hijos la curiosidad por
otras cosas. La generación actual no está salvando o preservando el arte, y si
algunos lo hacen, son una minoría no tomada en cuenta. Entonces, hay que
comenzar a contagiar esa epidemia por querer crear, innovar y consumir arte de
buena calidad.
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