Sarelis Guzmán
La vida
en toda existencia se traduce en experiencias y aprendizajes, y quizás para
quienes están tras las rejas, el encierro puede significar tedio. Sin embargo, en
el Centro Penitenciario José Antonio Anzoátegui,
mejor conocido como la cárcel de Puente Ayala, se realizan diversas actividades
para hacer más llevadera la estadía dentro del penal, entre ellas las prácticas
de teatro para los reclusos.
El promotor de esta actividad es
Soni Azuaje, quien labora dentro de la penitenciaria como facilitador de
talleres de desarrollo personal, adscrito al Ministerio del Poder Popular Para
la Educación.
En esta ocasión, se une a la
actividad como ponente, Dougleimis León, abogada y antigua alumna de Azuaje en
la escuela de teatro “Teofilo Leal” de Barcelona.
El curso
lleva por nombre “Indagación, arte y emovere”. Cuenta con dos oradores y un
grupo de 10 alumnos en promedio y se lleva a cabo en un salón del centro
penitenciario dos veces por semana.
“El
taller trata de explorar emociones. No es nada más teatro, también toca ciertos
puntos del desarrollo personal para que ellos (los privados de libertad) exploren
sentimientos que quizás se mantenían ocultos y les sirvan como elementos para
el teatro” expresa León.
Los
asistentes realizan preparaciones de expresión corporal a la vez que se
plantean actividades de mejoramiento personal. “Al principio se muestran tímidos,
pero después demuestran un abierto interés en los ejercicios” manifiesta la
facilitadora Dougleimis, quien agregó que en todo momento, los reclusos
mantienen una actitud respetuosa hacia las prácticas.
El grupo
de asistentes al taller de teatro es variopinto. Está representado por hombres,
en su mayoría menores de 30 años, algunos mayores, y otros que apenas rebasan
los 20 años de edad. Todos voluntariamente se acercaron al curso.
Por otro
lado, una vez finalizadas las clases se tiene pensado seleccionar a varios
estudiantes para ejecutar un montaje de expresión corporal en algún salón
externo a Puente Ayala, de entrada libre.
Convertirse
en un estímulo positivo en las vidas de estas personas, es el norte del teatro
dentro de la cárcel, además de sembrar esperanza al momento de su reintegro a
la sociedad y aprovechar esa segunda oportunidad.
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