Por Diego Alonzo
Una
reconciliación duradera se logra con la toma de conciencia emocional, al
aceptar los agentes de cambio de nuestros dramas, y como éstos universalmente
reorganizan elementos de nuestra personalidad y realidad social. Esta idea de
aceptar nuestras heridas, aquello que está roto, es adoptada de forma muy
poética en el en la práctica de remiendo japonesa llamada Kintsugi.
Significando
literalmente “carpintería de oro”, Kintsugi es el arte de reparar porcelana
con resina mezclada con oro pulverizado. La historia de esta práctica tiene su
origen en el siglo XV con un comandante japonés militar.
La
historia cuenta que el famoso shogun Ashikaga Yoshimasa rompió una de sus
preciadas tazas chinas de té. Envió el objeto de vuelta a China para que fuera enmendado
y lo que obtuvo de vuelta fue su vasija reparada con grapas metálicas, gruesas
y feas. Inmediatamente Yoshimasa propuso a sus artesanos buscar una forma de reparación
más estética.
Fuente: Archivo |
El
arte del Kintsugi se volvió famoso por convertir objetos rotos en piezas más
hermosas que el producto original. Incluso existen rumores de gente que rompía
sus propias posesiones para que pudieran ser arregladas con esta técnica.
La
filosofía de esta práctica se deriva de una estética japonesa más amplia
conocida como Wabi Sabi, la cual no encuentra belleza en los ideales
occidentales de simetría o geometría, sino en conceptos budistas como la impermanencia
y la imperfección.
Las
fracturas en una pieza de cerámica no representan el fin de la vida de un objeto,
sino un momento esencial en su historia. Las fallas de su forma están a simple
vista, arregladas con oro.
Fuente: Archivo |
El
increíble arte del Kintsugi simboliza una verdad: reparar requiere transformación,
que lo roto puede ser más hermoso que lo prístino y que nuestra propia forma es
imposible de ver, hasta que la fractura termine de trazar sus líneas.
FUENTES:
http://www.faena.com/
https://es.wikipedia.org/wiki/Kintsugi
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