Las acciones del Tribunal Supremo de Justicia (TSJ) en conjunto de su
Sala Constitucional demuestra la falta de independencia de los
poderes públicos venezolanos.
Un Tribunal Supremo tiene el poder de hacer un cambio radical en el
país. Así como puede aportar positivamente en los cambios sociales,
posee la potestad de destruir la paz.
Las decisiones tomadas desde el TSJ, ha despertado el descontento de
la población. 17 de 20 encuestados en la Universidad Santa María,
se mostraron en contra del organismo judicial.
Entre los hechos más relevantes del TSJ destacan el privar a tres
diputados de su derecho, y declarar el decreto de emergencia
económica, a pesar de no ser autorizado por la AN.
El diputado por el estado Anzoátegui, Omar González, declaró para
El Universal que “el TSJ actúa como un muro de contención para
los cambios que necesita Venezuela”.
Por su parte, Henry Ramos Allup, líder del Parlamento, aseguró en
el portal web Contrapunto, qué el poder judicial tiene previsto un
nuevo fraude contra la Asamblea Nacional, para no lograr la
destitución del presidente Nicolás Maduro y otros miembros de sus
gabinetes, lo que causó descontento en la mayoría parlamentaria.
Venezuela sigue esperando “luz al final del tunel”. Entre las
soluciónes que destaca el abogado Ramón Escovar León en la página
web de El Nacional, se encuentra la remoción de los magistradros
elegidos el 23 de diciembre, ya que no se cumplió con los requisitos
constitucionales. La ley no castiga a un solo partido, ella es para
todos.
Además, explicó que “La AN, quien cuenta con la mayoría
opositora, tiene el derecho de abrir el debate para reformar la Ley
Orgánica del TSJ, para así romper con los enlaces que tiene con el
socialismo y lograr tener la patria bonita que muchos deseamos”.
Arianny Ustáriz
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