Su principal objetivo es modificar las condiciones climáticas y podría convertirse en una opción realista para mitigar el cambio climático o como lo dicen los científicos, causar desastres
Por: Luisana García
Un aura de misterio envuelve a esta ciencia tan poco conocida y muy atractiva para los amantes de la ciencia ficción, sin embargo existe y ha sido utilizada, a veces con fines no muy lícitos. Como toda tecnología, su naturaleza depende de quién la maneje.
Es la geoingeniería donde los límites pueden ser traspasados fácilmente y pasar de ser una ayuda para la humanidad, a la causante de desastres imparables.
Esta ciencia comenzó a ensayarse a mediados del siglo pasado y en la actualidad, su principal objetivo es cambiar el clima o ralentizar el cambio climático.
Aplicaciones en la historia
En la historia, existen experimentos de buques que han lanzado agua marina con la finalidad de que todas las partículas de sal quedarán suspendidas en la atmósfera y de esta forma, poder ver el efecto que tenían sobre la radiación solar.
La sal actuaría de forma similar a un espejo, es decir, la radiación rebotaría en los cristales que forman la sal y sería devuelta al espacio exterior, de tal manera que no llegaría a calentar la tierra.
Una de las exportaciones más extendidas de esta ciencia tan curiosa se da en la meteorología local, con el objeto de crear nubes con la misión de poder hacer que llueva.
Intereses reservado
Estados Unidos actualmente es un país pionero en esta ciencia y sigue siendo el principal impulsor de la geoingeniería. En la mayor parte de los protocolos y cumbres medioambientales como la de Kioto, EEUU, siempre se mantiene al margen, es decir que para poder seguir siendo la capital del mundo, política y económicamente, le interesa su desarrollo.
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