jueves, 30 de julio de 2015

Un escritor que se define como “paradójico”


Por: Ángelo Guaregua Traviesso / @angelotraviesso
                                        
Introvertido, sencillo, tímido y genuino, así es Eduardo Sánchez Rugeles. El escritor que llevó toda la esencia del venezolano común a sus escritos. Su energía compite con su inteligencia y avidez. Todo eso ha quedado plasmado en todas y cada una de sus novelas. Empezando por “Blue Label”, culminando en “Julián” y pasando por la que él considera la joya de la corona, “Liubliana”.

Señala que aunque ahora tiene su vida fuera del país, su espíritu nunca se fue de Venezuela y que le aburre la palabra “escritor en el exilio”. Indicó que “siempre ha estado atento al acontecer nacional, muy de cerca”.

Llevar a sus libros esas situaciones, junto a otras, tan comunes, del día a día, nada inventadas, fue lo que le concedió calar en el público y ser celebrado de manera internacional. Su obra más preciada es “Liubliana”.

“Le tengo mucho cariño a Blue -en referencia a ‘Blue Label’- pero mi obra más ambiciosa fue Liubliana. Sin embargo no hay Liubliana sin Blue Label”, destacó.

Un arranque complicado

Rugeles recuerda sus inicios y dice que estuvo cargado de dificultades, puertas cerradas y pérdida de dinero. Añade que al escribir Blue Label estaba “frustrado”. Señala que nunca tuvo la perspectiva de publicar como lo ha hecho hasta ahora.

“Nunca imaginé escribir sobre esos temas, de hecho, no son temas originales, son temas que encontré en las situaciones habituales”, dijo.

No estuvo en Venezuela cuando su primera novela fue la sensación en el público y asegura que se lamenta no haberlo presenciado.

 

Los sentidos tras la escritura


El escritor de casi 4 décadas de vida, pero con una apariencia juvenil se cataloga como un ermitaño, un ser discreto y muy tímido. “Pasar desapercibido es lo que me hace escuchar, observar mejor todo lo que acontece a mi alrededor. Ese es mi mayor insumo”.

De allí viene su inspiración. Sus influencias literarias primordiales son de los escritores rusos. Destaca a Dostoievski y Tolstói. También, de la literatura norteamericana, nombra a Mark Twain. De los latinos, menciona a Vargas Llosa y García Márquez.
A Rugeles le apasiona escribir de temas con los que sus lectores tienen cercanía. Promete una novela para 2016 y comenta que tendrá lo que para él son los tópicos esenciales: la muerte, el amor y la locura.     


Cercanía con sus personajes

Deja claro que la literatura es muy subjetiva y por eso no tiene vínculo alguno con el periodismo que “intenta ser objetivo”. Es por eso que se dedica a sus personajes sin importar si son “buenos o malos”.

“No me gusta poner etiquetas”, afirma. Si el personaje es “un matón”, igual tiene una historia que contar y él se encarga de darle su debido espacio en sus líneas. Rugeles asegura que no hace las cosas por salir del paso.

Revela que cuando era niño le encantaba ver TV y que su nuevo personaje también es aficionado a ver programas de televisión y crearse historias en su imaginación. “Yo no practicaba deportes pero si era riguroso para ver televisión. Disfrutaba mucho de Mazinger Z”.

La vida también lo puso en la piel de lo que cuenta en sus historias. Específicamente cuando tuvo que agarrar sus maletas y caminar por el pasillo de las “despedidas” de Maiquetía. “Que mi obra haya sido un espejo en el que mucha gente se mira, es algo que no pensé”.

Señala que no solo ha experimentado la separación de familiares sino de amigos muy cercanos que se han ido del país en búsqueda de oportunidades.

Genuina escritura


Al escritor caraqueño le agrada, cuando lee, sentir esos idiolectos que son característicos de cada tierra. En especial, siente un arraigo especial por la forma de hablar del venezolano.

“Me gusta mucho más la forma de hablar de los orientales. Esa rapidez al hablar y ese tono ‘cantado’ se convirtió en un reto al llevarlo al papel”, comenta.

Su género por excelencia es la novela y es de donde obtiene mayor inspiración para escribir. También busca nutrirse en el séptimo arte y se cataloga como aficionado al “cine italiano”.





Recomienda a la nueva generación que desea adentrarse en el mundo de la escritura tener una carga de humildad y “no creerse la tapa del frasco, ya que siempre necesitamos consejos de los demás”.


  

El paradójico “Eduardo Sánchez Rugeles”

Promete para 2016 una nueva novela y agrega que Blue Label está en fase de cierre para ser grabada y llevada a las salas de cine. Agrega que será dirigida por otro venezolano, Alejandro Bellame.

Dice que lo agobia el exceso de información y que prefiere documentarse del modo tradicional y que de la era digital solo hace uso del Twitter y que es un “tuitero discreto” como dice su biografía.

Se define en una palabra como paradójico. “Si me hubieses dicho hace 10 años que iba a publicar todas esas novelas y que estaría en este lugar, quizás te hubiese dicho que mejor nos tomáramos algo porque estabas mal”.

Señala que para él, algo que no dejará de existir es el deseo por leer. Agrega que lo que más admira del ser humano es el ocio. Por lo que concluye diciendo que “lo mejor que hay para ese ocio es la lectura”.













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