lunes, 20 de julio de 2015

Juegos que se niegan al olvido


Crédito: Lenin Núñez



Por Mariajosé Borrero / @marijoBorrero

¿Cuántos se fajaron para llegar a 100 aciertos con la perinola, intentaron cortarle el pabilo del gurrufío a su contrincante, o casi se mimetizaron en matorrales para no ser descubiertos y ganar en el escondite?    

En décadas pasadas, antes de que la tecnología abarcara casi todas las opciones de diversión infantil y juvenil, como hoy en día, los niños se entretenían con juegos tradicionales como el yoyo, la perinola, el gurrufío, el papagayo, las metras; o los de mesa como el ludo y el monopolio, que  invitaban a la agilidad, a la destreza e interacción con otras personas.   

NADIE LO FUSILABA   
Crédito: Lenin Núñez
 

Cuando Wilmer Toyo veía que eran las 5 de la tarde, salía a la calle para reunirse con sus amigos y jugar “fusilado”.    

 “Creo que en el top 10 de mis juegos favoritos está de primero. Yo era el más pequeño de la cuadra, lo que me permitía ganar con facilidad por ser más ágil. Siempre me tocaba fusilarlos”, cuenta con picardía el joven de 24 años de edad.    

Aunque ya han pasado varios años, Wilmer anhela volver a practicar esas actividades. “Éramos como seis niños. Unos días jugábamos futbolito, otros pelotica de goma, ‘picha’ o trompo. De hecho, rompí trompos de varios amigos”, recuerda entre risas el estudiante de Ingeniería Civil en la Universidad Santiago Mariño, sede Puerto La Cruz, mientras hace figuras con el yoyo.   

El oriental dice que crecer practicando estos juegos le ayudó a ejercitarse, a tener resistencia... y muchos raspones.   

“Si me pusieran a elegir entre los videojuegos y las actividades que se hacían en grupo al aire libre, me quedo con lo segundo”, agregó.

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