Por: Gabriela Zapata
Tan solo leer el término descrito en el título,
inmediatamente pienso en el lejano oriente, Tokio, la época feudal y los
emperadores. Y lo que más sorprende, es que este país mantiene sus costumbres
monárquicas intactas desde tiempos memorables.
Japón es uno de los pocos países que todavía mantiene un
sistema político en el cual (en este caso un emperador) es elegido por un
gabinete, y su rol es el de representar, guiar y aprobar las peticiones de su
pueblo.
Cabe destacar que aunque esta dinastía de emperadores es una
de las más longevas del planeta, estuvo en una crisis temporal, ya que es
prohibido por ley que las mujeres ocupen este cargo; tal es el caso de la
actual pareja que rige el país japonés, no conseguía dar con un sucesor varón,
hasta que finalmente en el año 2006 esta “maldición” terminó y lograron ver
nacer al príncipe Hisahito.
Quizás sea un poco sexista esta tradición, pero
políticamente se ve reflejado en que es un país sumamente exitoso, poderoso y
evidentemente con costumbres muy diferentes a las nuestras.
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