Las 5 obras de arte más grotescas del mundo
Por: Diana Aguilar
Era 1974 cuando la artista serbia Marina Abramović inició la presentación sentada e inmóvil frente a una mesa con utensilios y una carta con instrucciones que indicaba “Hay 72 objetos en la mesa que pueden ser usados en mí como deseen. Esto es una actuación. Soy un objeto. Mientras dure, asumo toda la responsabilidad. Duración: 6 horas (8 p.m. – 2 a.m.)”
El propósito de la pieza para Abramović era saber “¿Qué quiere el público y qué haría en esta situación?”
"Lo que aprendí fue que, si dejas que el público decida, te pueden matar”, contó la autora. Al comienzo la trataron con timidez, ofreciéndole una rosa o un beso. Para la tercera hora, cortaron sus ropas con una navaja. Alguien cortó su cuello para beber su sangre. Finalmente, un visitante tomó el arma que reposaba en la mesa y colocó el dedo de la artista en el gatillo, hacia su cabeza.
“Exactamente seis horas después, según el plan, me levanté y empecé a caminar hacia el público. Todos escaparon, incapaces de enfrentarse como una persona”.
Consumismo salvaje: Merda d’artista
Pietro Manzoni era un provocador. En 1961, dos años antes de su muerte, se dispuso a desafiar a la sociedad consumista produciendo 90 latas de 30 gramos, rellenas de lo que anunciaba ser su materia fecal.
Una vez más, lo impresionante de la pieza no fue tanto el atrevimiento del artista, que vendió las latas por su peso en oro, como de su público, que compro las latas por cantidades mayores a los 100 mil euros.
No sería hasta el 2013, en una exposición en honor al artista cuando una de las latas finalmente fue abierta y pudieron ver lo que había dentro: otro recipiente, recubierto de algodón.
Talento ensangrentado: Self
Marc Quinn es un hombre británico de 52 años cuyo interés artístico está expresado en sí mismo, literalmente. Desde 1991, Quinn inició uno de los proyectos más extraños conocidos hasta ahora, creando moldes de su cabeza para atestiguar el paso del tiempo por su rostro. El material: su propia sangre.
Cada 5 años, Quinn extrae entre 4 y 5 litros de sangre durante un período de 5 meses. Después de moldear una copia detallada de su rostro, congela la sangre para crear sus escalofriantes autorretratos.
La finalidad del artista es generar conciencia sobre la mortalidad del hombre. Dado que la serie de esculturas eventualmente culminará con la muerte de su autor, su manera de volver el trabajo inolvidable es dejando una parte de sí mismo en ello, fielmente.
Desafiando a la fe: La muerte de la Virgen
Esta pintura de Michelangelo Merisi da Caravaggio causó polémica en 1606. En esta obra maestra, el autor desafía la comun escena angelical de la dulce Virgen María, elevándose a los cielos, ilustrando inerte sobre una cama, rodeada de dolientes. Se dice que la modelo fue una prostituta que había fallecido antes de que el pintor iniciara la obra, copiando su postura por completo y aplicándola al cuerpo de la Madre Santísima.
Especialistas de lo grotesco: Grandes acciones contra los muertos
Con el lema “arte malo para gente mala” los hermanos Jake y Dinos Chapman se alejan de lo “aceptable” dentro del mundo artístico para crear su propia interpretación de la realidad.
Inspirados en el pintor Francisco de Goya, las obras de estos hermanos están destinadas a remover tabúes dentro de la sociedad. Así es como toman “prestada” la obra de su autor predilecto y lo manejan a conveniencia.
Su creación, Great Deeds Against the Dead (Grandes acciones contra los muertos) es una recreación de la obra de Goya, del mismo nombre, en una serie de pinturas llamada Desastres de la guerra.
En esta presentación, los artistas emplearon maniquíes, y reprodujeron la escena de dos hombres desmembrados, sin olvidar el área genital expuesta en estado de descomposición.
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