Sarelis Guzmán /
Tomada de: Ultimas Noticias
Las
temáticas han cambiado, ya no se trata exclusivamente de malandros, prostitutas,
policías y violencia. En los últimos años, los filmes hechos en casa han
llevado diversas temáticas y realidades sociales a quienes han podido disfrutar
de la gran pantalla con sello venezolano.
Lo
demuestra La distancia más larga, cinta de Claudia Pinto que comienza con
un retrato de la violencia desbordada que se vive en Caracas. Pero la
película se transforma y poco a poco se va adentrando en una reflexión sobre la
muerte, y la caótica ciudad pasa a la absoluta tranquilidad del Roraima, donde
se desarrolla la historia.
En Pelo
malo de Mariana Rondón se escuchan disparos, pero nunca se ve un
rastro de sangre. No es necesario, el contexto lo dice todo. La agresividad
verbal de los parlamentos, sin groserías, se enlaza con la violencia visual de
los “súperbloques”.
La maracucha Patricia Ortega,
ganadora del premio a la Mejor Película en el Festival de Cine Venezolano,
nos trae El regreso. El largometraje está inspirado en los hechos de la Masacre
de Bahía Portete, ocurrida en 2004, y cuenta la historia de una niña wayúu que
huye de su pueblo para salvar su vida.
El año
pasado, pudimos disfrutar del primer largometraje de terror/suspenso
Venezolano, La Casa del Fin de los Tiempo, protagonizada por Ruddy Rodríguez y
escrita y dirigida por Alejandro Hidalgo, filme donde el público se mantendrá
en un ambiente de tensión ante la expectativa de los hechos que ocurren en una
casa aparentemente embrujada.
Las comedia Papita, maní, tostón, logró un récord de
taquilla en Venezuela, superado sólo por Titanic. La historia de amor entre un
caraquista y una magallanera logró el apoyo del público.
En los próximos meses se verán películas interesantes,
como Ley de fuga, de Ignacio Márquez y Libertador de Alberto Arvelo, un par de
propuestas distintas, que suman a la construcción de un abanico de temáticas
que definan el lenguaje cinematográfico venezolano.
No hay comentarios:
Publicar un comentario